Te veo caminando, explorando toda la casa, a veces sonriendo, a veces tropezando con tu propia prisa... todo te parece nuevo, todo te llama la atención... tras de tí corre tu mamá, y corre tu hermano, y cuando estoy también corro yo, pero también corre persiguiendote todo el amor que sentimos por ti.
No te cansas, nunca terminas de explorar... en un descuido recorres la casa, e ignorando los riesgos trepas uno, dos, tres escalones, a veces escuchas lo que te decimos y te sientas muy propia en la escalera, a veces tu deseo de experimentar cosas nuevas vence nuestros regaños... insistes e insistes y haces todo aquello que se supone no deberías hacer... abres cajones, tiras la losa, subes la escalera, revisas la bolsa de basura... cuando encuentras algo nuevo corres, y si ves algo en el piso lo tomas y en menos de 5 segundos ya sabes el sabor que tiene.
Ver tu diario vaivén me movió el día de hoy a escribirte estas líneas que espero veas a tus 20 o 25 años de edad, estas líneas en las que te invito a no perder tu capacidad de asombro, a seguir explorando, a buscar cosas nuevas... nunca, nunca dejes de ser niña en ese sentido mi pequeña Adonai, sigue recorriendo el mundo como recorriste una vez la casa... busca nuevas formas de hacer las cosas, no te conformes jamás...
Y sobre todo, mi pequeña hija... sigue explorando el mundo con una sonrisa... no importa que sobre el camino encuentres sabores amargos... sigue como hoy... explorando